De la nada surgieron un blanco caballero, ataviado con una brillante y fuerte armadura. Sus movientes eran ágiles y cuidados. Su mano firme y poderosa blandía una espada larga y con la otra se guarecía tras un gran escudo. Frente a él, surgido de la misma nada. Una enorme y oscura bestia de pelo abundante y sucio y rostro fiero y temible. Bajaba la vista para verlo y sus ojos brillaban de odio contra su enemigo igual que la oscuridad del casco del caballero.
Se enzarzaron entonces una sangrienta lucha que hizo pasar el tiempo y crearon las eras y los años con el devenir de su lucha. Cansados tras un eterno combate miraron a su alrededor y observaron que la nada que lso rodeaba estaba ahora llena. Montañas se alzaban en el cielo y los mares se extendían por el horizonte. Aquel mundo estaba plagado de altos árboles y verdes praderas, habitadas por seres de numerosas características. En todo aquel mundo vieron su carne y su sangre, mezclada por la batalla entre los polos opuestos que ellos eran. Días y noches se convergir como sus combate avanzaba en una u otra ventaja. Se miraron de nuevo y continuaron su lucha. Sabedores de que era su destino combatir para que el mundo creciera con los restos de su cuerpos, con las fuerzas que perdían. Todo era no por la victoria si no por la vida.
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