jueves, 25 de noviembre de 2010

Eco [primera parte]

Solo, completamente solo. Andaba cabizbajo, cansado de andar durante lo que parecían años. Cansado de buscar lo que no alcanzaba a encontrar. Entonces se paró.
-Puede,… que no haya nadie- pensó en voz alta.
Miró al cielo, viejo y gris, con alguna claridad blanquecina y alguna oscuridad ocasional.
-Es feo- volvió a decir tras un largo rato mirando- Muy feo
Se sentó en el suelo, pasó la mano por la tierra mustia y grisácea en la que estaba sentado.
-Solo…hay…polvo.- pronuncio agarrando un puñado de tierra, lentamente con una o dos tranquilas inspiraciones con sus espiraciones. Lanzó el polvo al aire y vió como el viento se lo llevaba como una nube gris y etérea. Se recostó en el suelo y pensó.
-¿Dónde?-pregunto sin saber por qué al viento, ni tampoco el que buscaba.
-¿Dónde..?- se levanto sacudiéndose el polvo. Miró a su alrededor, no había nada, de hecho, comenzaba a recordar de donde venia, su vida, la cual le empezaba a recordar mucho a aquel sitio.
-¿Dónde…dónde hay verde?-pensó recordando aquella vida que se le antojaba gris y fría. Si, había vida, había verde y muchos más colores y sensaciones, aun así…el recuerdo se desvanecía y entremezclaba con su actual realidad.
Se sobresaltó un poco, de manera casi imperceptible pero real:
-¿Dónde estoy?-reflexionó-No…no recuerdo ¿por qué estoy aquí?
Después de haber, quizás descansado, tal vez solo pensando, siguió andando hacia el aun desconocido lugar al que se dirigía.
Al final de un camino, en el que se había metido sin darse cuenta vio algo, algo que se levantaba poco pero algo sobre la infinita llanura gris y aburrida.
Se movió como un autómata hasta llegar a aquel lugar, sin mucho interés toco la piedra desgastada por el viento y la arena. Daba la impresión de haber sido tallada, pero quizás la erosión había acabado con el dibujo original. Ahora daba la impresión de que con gran maestría habían organizado las piedras de tal manera que las grietas y los relieves de las piedras dejaban en el muro figuras que le resultaban desconocidas pero que guardaban una cierta lógica, que aun sin saber interpretar lo que veía algo querrían decir. Dio varias vueltas a la misteriosa estructura sin hallar ninguna puerta ni ventana, nada.
-¿Cómo puedo entrar?-Pregunto al inmóvil muro apoyando la mano sobre él. Pero no respondió .¿Cómo iba a responderle? Era un muro. Pero resulto que sí respondió, pero no con palabras.
-¿Qué es ese ruido?-
Leyendas de Admirabar

Como introducción diré, que Admirabar fue un poderoso y famoso mago que recorrio Ishamu para alcanzar sabiduria y poder de mano de las razas y para ellos se quedaron sus viajes como cuentos de alla donde pasaba.

“La leyenda de Sher-Edesher”

En la fluvial región de Sher-Edesher, la gente vivía y se enriquecía de los muchos beneficios y cultivos conseguidos con sus vastos campos de cultivo. Estos daban los mejores manjares de Hunmania y para muchos de Ishamu entero.
Esto quizás era debido a las limpias y nutritivas lluvias que no dejaban de regar los campos. Creían los campesinos que esto era por un trato que hizo la familia del señor de Sher-Edesher hacia ya muchos años con la diosa Agálina, señora de las aguas y fuentes fluviales.
Un día, en uno de sus viajes Admiradar paso por esta región casi acuática, desagradándole como le desagradaba los climas húmedos y mojados Admirabar invoco un poderoso hechizo de clima para alejar las nubes de lluvia de Sher-Edesher. Durante su estancia allí la gente festejaba el sol con fiestas que duraron días. Pero cuando Admirabar se alejo de Sher-Edesher no reparo en disipar el hechizo y dejándolo allí las nubes no volvieron y lo que había sido fiesta y jolgorio se volvieron poco a poco en desesperación y pesadumbre al ver como sus bellas plantas y campos morían por los abrasadores rayos de sol. Así los gigantescos y ricos campos de Sher-Edesher pasaron a ser el desierto de Sher-Edesher.
No obstante los más ancianos aun recuerdas y transmiten la esperanza de que algún mago disipe el hechizo y la lluvia vuelva a bendecir esas tierras.

“Los diablos voladores de Rahtar”

En la región de Rahtar, unos diablos voladores aterrorizaban y mataban a niños y mujeres por las noches. Así la gente contrato a mercenarios y pidió ayuda al rey pero ninguna solución humana pudo acabar con las amenazas voladoras.
Así Rahtar se vio afectado empobreciéndose poco a poco por el miedo que les propiciaban los diablos. Pero un día, un misterioso mago llego a Rahtar y fue atacado por las criaturas las cuales después del combate huyeron despavoridas y la gente lo celebro agradeciendo al mago su ayuda desinteresada.
Este mago, era sin duda Admirabar, el cual se quedo allí durante días agradecido por la hospitalidad de los aldeanos.
No obstante el peligro no había acabado pues a la 7 noche, los diablos voladores regresaron en gran número, oscureciendo las estrellas y la luna. Admirabar entonces contraataco a la gigantesca horda lanzando un hechizo de petrificación que dejo a las criaturas recubiertas del pétreo material y al volverse a ver Rahtar bajo la luz de la luna y las estrellas todas pudieron ver como los diablos adornaban el pueblo entero con sus figuras petrificadas, como gárgolas, mientras que no quedaba rastro alguno de Admirabar. En su nombre fue construida la sagrada capilla de Rahtar, donde son guardadas numerosos de aquellos diablos en recuerdo de su victoria.
Así nació la festividad de las Gárgolas en Rahtar, la cual es una festividad con 7 días de duración que acoge a todos los vagabundos del lugar para darles cobijo y alegría en recompensa a Admirabar que se presento como un vagabundo.


Escritos de los libros sagrados

En los libros sagrados, se relatan leyedas de heroes y heroinas de la antiguadad asi como muchos de los lios entre angeles y lasartinos (demonios bulgarmente hablando, pues en ishmu la palabra demonios quiere decir otra cosa). Aqui os dejo algunos de estas leyendas y cantos.

“El canto de Kait Galladiam”

Entre muchos es nombrado
tan altivo y poderoso caballero
como pocos sirvieron a los santos.

Kait Galladiam era fuerte e poderoso,
gallardo e inquebrantable
y fueron los dioses los que tal don le concedieron
que siempre serie envidiable.

Pero nada dura de forma eterna
ni fuerza ni hermosura
¿Qué es caballero sin amada?

Pronto tuvo Kait
pretendientes para ser casado
pero el solo en una
se hubo bien fijado.

Su melena y mirada
por ángeles fue envidiada
y por los mismos dioses otorgada.

Cosa fue de la grande e gloriosa
que dicho conjunción fuera aprobada
y a pocos meses de unión eterna
fue con vástagos perpetuada.

En años de fiel servicio
en guerras santas fue propicio
que Kait fuere imbatido.

Pero cuan cruel e injusto es el destino
que el mal fue venido
e ladrones e asesinos entraron entre sombras
y nada en casa de Galladiam quedo sin herida ni deshonra.

Cuando de las guerras Kait regreso
vio todo el horror y la destrucción que en su casa se hubo venido
por lo que su alma en pena y desgracia sumió se.

De rabia a poco su corazón se inundo,
y tras los bandidos el corrió
no hubo piedad no hubo perdón,
pero su venganza ya otro se tomo.

De mil horribles maneras en una cueva se les halló
cubiertos de zarzas, quemaduras y mil males sin color.
Los dioses a él habían ayudado.

En tanto que la muerte él había degustado,
en sus carnes los mismos dioses le otorgaron
el poder de arcángel sino diablo
que de la muerte sería elegido.

A por las ánimas de herejes seria conducido
al purgatorio deberia llevarlos
y al infierno eterno condenarlos.

Es esta pues la leyenda de Kait Galladiam
que como ángel de la muerte es ahora conocido,
pero que no teman aquellos vivos que a los dioses hayan sido dignos,
pues en la lista del Segador nunca serán escritos.


“Canto de Angélica y Sitnarkalas”

Este es un canto que aparece en el libro de la luz, de la religion de los adoradores de angelica pese a mostrar la falta de union aprovada por los dioses gusta mucho a la gente y anima a los amantes a unirse ya que ellos si pueden.

Los supremos drakaet vislumbraron Angélica,
tierra de los primeros seres
la luz era clara celeste.

La antes diosa les recibió con agrado,
unas cariñosas miradas,
Angélica y Sitnarkalas se lanzaron.

Durante días y semanas
que para ellos fueron segundos
las amates se veían y miraban durante días, deseando.

Un nefasto día
mientras los dos se amaban
el gran rey drakaet los descubrió.

su ira oscureció el cielo ante tal traición
nadie en la tierra a la Arcángel podía tocar
y Sitnarkalas la hubo amado.

fue obligado a pedir perdón a la diosa y al rey
pero Sitnarkalas se negó siendo fiel
a su condición de enamorado.

Así fue como Sitnarkalas fue castigado
durante años torturado
dícese hubo creado tormentas con gritos desesperados.

Atado con cadenas y cubierto pro sombras
en oscura mazmorra del centro de la tierra.
Así esperaron

Angélica lucho por el como el aguanto por ella.
Finalmente el rey benévolo lo soltó y le dio otra oportunidad
Pero para Sitnarkalas ni el gran rey podría detenerlos.

De nuevo en secreto aun más profundo
los amantes se veían y se amaban durante días y semanas
hasta que otro día:

“el gran consejo de reclama”
dijo Sitnarkalas con pesadumbre y desgana
“no te vayas, no quiero perderte”
respondiole Angélica con miedo
“debo ir es mi deber,
pero un último beso te daré antes de perecer”

Marchose raudo a la isla suprema
donde por desgracia malas nuevas traían
y era la muerte de la suprema raza

murió así Sitnarkalas sin dar su último beso
dejando sola en ese plano a Angélica
asustada y solitaria.

Para poder con el reunirse
Angélica hízose diosa
de tal manera que nada podría separarlos.

Dícese aun así, que Sitnarkalas en el mas allá no estaba
pero si ni vivo ni muerto
¿donde el amante se encontraba?



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Cronicas de Ishamu by
David Rodriguez Redondo is licensed under a
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la Frontera

Salimos del gran bosque, tan bello, tan hermoso, ¿¡qué mortal puede atravesar el magnífico bosque y salir de el por propia voluntad y seguir en su sano juicio!? , pero era nuestra misión el continuar y no parar sino para descansar y hacer más ameno el pesado viaje. Manteniendo el juicio atado con las cadenas de un juramento.
Pero, como si de una línea dibujada en un mapa, el bosque acababa tajante y daba a una inmensa desolación, aun así, la tierra no lloraba, sino que reía de macabro regocijo en el silencio. Pero no todo era desolación, ni nubes negras, aun que se notaba un tenebroso mal tiempo. Pero nada comparado con el Paramo que se extendía hasta donde la vista alcanza con nubes tan negras como el hollín, pero aquello, fuera pro la lejanía, fuera por la magia que lo mantenía alejado, parecía otro mundo, otro lugar muy distinto al nuestro o al que hubiéramos vislumbrado con nuestros ojos mortales. A pesar del desierto grisáceo de la desolación, unas llamativas torres de piedra ennegrecida se alzaban metros y metros sobre el nivel de la tierra, como árboles antaño muertos y hace milenios fosilizados. Sin hojas, sin vida, y al mirarlos uno sentía algo tan similar a las sordas risas de desprecio de las rocas del desierto gris. Para algunos las voces serian inaudibles, no existirían mas allá de los cuentos de videntes y supersticiosos, pero para nosotros sus voces chirriaban y se clavaban como cientos de agujas. Nadie que no estuviera tan loco como aquellos espíritus, como alguien que atravesara el bosque por propia voluntad o hubiera visto a la misma muerte y se pudiera reír en su pálida tez, abría podido estar allí con tranquilidad.
Pero no todo estaba muerto, dejando al margen a los espíritus corrompidos por la locura y el odio. Al norte, muy al norte se encontraban unas montañas sumergidas en un mar de azufre de ningún volcán, ni de fuego que alimentara hoguera alguna. Tan solo un frio mortuorio, un frio que recorría la espalda como lo haría el sollozo de una sombra en la oscuridad de la noche. Nadie que amara la vida como los ancestrales habitantes del bosque podría mirar o ni si quiera pensar u oír el rumor de lo que allí existe y siempre permanece.
Rodeando aquellas montañas, estaba lo que no era vida ni era muerte, un lugar ausento de ambas cosas. Una podrida esponja negra y verdosa que se alimenta de ellas, un pantano, repleto de bestias y criaturas cuya nombre se perdió en el tiempo y arboles hambrientos de carne y esencia. Para los habitantes de de las montañas este era el perfecto guardián, un ser que no descansa ni padece, que destruye y absorbe todo lo que en el entra, pero no solo beneficiaba con esto a si mismo, sino que dentro de la ciudadela de los habitantes, mas allá del pantano, ellos mismos se nutrían de las fuerzas de la vida y la muerte para mantenerse más y más en el mundo de los mortales. Este pantano, es en sí mismo un ser pensante, al que ni los burlescos espíritus se atreven siquiera a acercarse.
Que mejores guardianes para el Páramo que aquellos que no viven en él pero que sienten y padecen su presencia desde antes incluso de su propia existencia. Este mal no los consume y su “bondad” se mantiene pero no os dejéis engañar por este suceso, pues anquen ellos pueden actuar por lo que creen que es bueno esto no asegura que sea ni remotamente parecido a el concepto que tenemos los siervos de la diosa madre de tales actos.
El Páramo, un lugar que no tiene mucho que envidiar del mismo infierno, tan solo que allí no solo hay que cuidarse de los sufridos espíritus, sino que son los mortales los mismos demonios que hacen sufrir y sufren, pero al llegar la noche, que poco se diferencia del día, los espíritus gritan y lloran sus penas y temores, que aun tras la muerte vagan sin descanso por las llanuras bosques y montañas. Todo esto es lo que esta tras el muro sin muro, pero hay algo más, algo de lo que uno nunca se puede olvidar pues llega a formar tan parte de sí mismo como su piel. Tras la Frontera existe un mal que siempre acecha, y que vigila a todo ser viviente. Un mal que no duerme y siempre ansia. Un mal que devora la voluntad y la pureza que alguna vez tuvo aquel que allí naciere o demasiado permaneciere. No existe más allá de la Frontera otro sentimiento que no alegue a la destrucción de uno mismo o el sufrimiento del ajeno. Odio, lujuria, destrucción y muerte rodean siempre y constante a todo aquel que tenga la desgracia de pasar allí aunque sean solo segundos de su existencia. Más allá, no esperéis encontrar lo que creemos normal de este mundo, no esperéis encontrar si quería parte del mismo mundo. Parecía que aquella frontera separara dos mundos distintos, influenciados por la corrupción. Tal vez el mal de nuestro mundo era solo aquel del que ni los mismos dioses son capaces de protegernos.
No os salvareis ninguno que un pie ponga, pues muchos han caído a manos del mal que allí habita. Pues…poco a poco…ese mal os consumirá y os transportara en cuerpo y alma a ese mundo. Pero hay aun límites que mantienen su dominio sobre vosotros. Dicen los guardines de la Frontera que tras traspasar las montañas que en los límites se divisan altas y negras sobre un fondo igual, brillando con un fantasmal plateado, entonces seréis suyos.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Las palabras del Maligno

Aquí os dejo unos versos que, traducidos de una lengua desconocida y muerta, llaman al odio y la crueldad, palabras del padre Infernal de mi mundo...Lasartarranan.

"Yo que soy la luz que quema y ciega
yo que soy el terror de la noche,
yo que soy el fuego que consume y el agua que aprieta,
el metal que llama a la sangre,
el frio que es heraldo de la muerte,
la tormenta que arrebata,
el viento que corta y la tierra que aplasta,
yo que soy la bestia que se oculta en lo profundo.
Yo soy Lasartarranan, origen de los males y poder de los dioses.
Padre del hombre y señor del Abismo"

Oda a la tormenta

Siento haber tardado tanto en actualizar, mis disculpas a los escasos lectores. Aquí va un escrito de una tarde de tormenta:

"Cuan bellas se nos antojan las tormentas en la seguridad del hogar.
Los luminosos relámpagos como flechas de ángeles,
los potentes truenos que estremecen a la misma madre tierra y
las altas olas de los mares y océanos que ansían las bellezas celestiales."