miércoles, 19 de noviembre de 2014

Prólogo 1. Dirty Boy
Era una época rara, incluso para los que la vivían. Para la gente que no la conociera, bien podía parecer la típica tierra del viejo oeste americano, aunque sin duda estaba troncada por avances extraños. Pero ninguno de ellos parecía traer demasiado bien. Así que bueno, todo era muy parecido. En esta tierra malvada y árida ocurrió hace no mucho algo sorprendente, al menos para algunos. Para otros realmente era cuestión de tiempo. La autentica realidad de esta historia es que: alguien murió, alguien lo disfrutó, alguien lo ordenó y a alguien le dolió. Realmente este ritmo se repite mucho en esta historia, pero dado que en la mayoría de estos casos que expongo los personajes que no se repiten, murieron junto a los que me refiero, en verdad no parece tanto. Esta es la historia del que sobrevivió y clamó venganza. Pero no nos engañemos, ni el que lo ordenó era tan malo, ni la mayoría de los que murieron eran tan inocentes(aunque no tenga mucho que ver), pero verdaderamente si que era un hijo de su madre el que lo disfruto y desde luego, el bueno de la historia no es que lo sufrió y clamó venganza. En realidad, muchos aun apuestan por quien es peor, si el que lo disfrutó o si el que sufrió. Claro que estos que apostaban no sabia que él podía sufrir...bueno me dejo de royos y cuento la historia. ¡Hablando de historias! El otro día estaba en la cantina de noche cuando...

Prólogo 2. Dirty Boy 
El gran acontecimiento que se llevó a cabo en Paso de Yegua Coja, y antes que de preguntéis se llama así por una serie de sombreros de los que se saca un papelito con distintos nombres de ellos, forman los nombre de la mayoría de lugares en esta tierra impía. Allí salió el sol, como todos los días y no todos lo verían volver a irse por el horizonte. Realmente esto no se hizo al amanecer. Digamos que eso era demasiado peliculero y que a ninguno de los despreciables tipejos que llevaron a cabo la cruel matanza les gustaba nada madrugar. También que de donde salían estaba a una considerable distancia. En realidad fue más cerca de la hora del atardecer. Aunque como dije, nadie quedó de allí para ver irse el sol. ¿Muy poético no creéis? Bueno pues ellos no lo pensaron a así. Principalmente porque estaban muertos, aunque más principalmente porque no eran nada poetas. En cuanto a la mala gente que lo hizo, bueno. Digamos que muy muertos no estaban, pero lo redoblaban en esfuerzo en no ser nada poetas.
De hecho, si yo fuera un buen narrador de historias sin duda os estaría contando que al otro lado del mundo. En la exótica india ocurría la mayor y mejor historia que jamás se podría contar. Una historia llena de emoción, aventura, amor, tragedia, duelos, guerra, tristezas y alegrías y un sin fin más de emociones y elementos que, como digo, hacen que sea la mejor de todas. Por desgracia no se indú y eso haría decaer tanto, pero tantísimo la narración, que prefiero centrarme en mi historia. Mucho mas simplona y sin tantos alardes, pero al menos descriptible en este, mi idioma, sin perder excesivo fuelle.
Todo comenzó con un quejido. El quejido sonaba ahogado, mecánico, ululante, y un montón más de adjetivos que no tienen nada que ver y tienen aun menos sentido. Curiosamente el quejido ni siquiera era algo raro, pues salio de la garganta del viejo Ollibiows Stonege. Era el vigía del Paso. Aunque nadie le había dicho que lo fuera, aunque no hacia falta que lo fuera y aunque ni siquiera lo hiciera.
"Todo un día más aburrido y sin nada nuevo ni emocionante" se decía a si mismo acariciando a Bexy, su escopeta.
Mientras acariciaba a Bexy una pequeña, aunque creciente humareda se veía en el horizonte cercano. Cuando digo que se veía me refiero, claro está, a que podéis verla vosotros porque estaba allí. Pero nadie más la vio porque nadie miraba, eso era tarea del vigilante. Y el vigilante, como ya dije, ni se molestaba en mirar. Aun así se seguía acercando. Provocando un ligero zumbido, un fuerte estruendo y un irritante sonido de engranajes girando y turbinas funcionando. Cabe señalar, que Ollibiows Stonege, era completa y jodidamente sordo. Vosotros quizás penséis, ese estruendo va más allá de la sordera. Ese estruendo se nota en la piel, en los huesos,¡en los órganos! Y es verdad, llegados a ese punto, prácticamente todo Paso de Yegua Coja sabía lo que se avecinaba. Los escuchaban, lo sentían y lo temían. La excepción era Stonege, el cual con las vibraciones del suelo se había quedado dormido admirando y acariciando a su querida Bexy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario