jueves, 2 de diciembre de 2010

Nícolas

Aquí hos dejo el relato que se gano una mencion de honor en un concurso...no gané pero me quedo genial...a mi parecer...no obstante judgad vosotros mismos.

Nícolas se despertó. Su cama era grande y esponjosa, elegante, como la de la nobleza de épocas pasadas. Lo más curioso, a mi parecer fue, de hecho, la sorprendente actitud de Nícolas ante el hecho de encontrarse en un lugar extraño, pues no dio muestra alguna de espanto ni terror.
Como cada mañana al despertarse fue, como por inercia al baño de la habitación sin percatarse de que ni siquiera era suya la habitación, ni de que, realmente, no sabía dónde estaba el baño, ni que puerta podría llevarlo. Pese a todo, acertó.
Al salir, un largo pasillo se abrió ante él. Repleto de estatuas, relieves. Pinturas, tapices y obras de arte, algunas de ellas que ni yo sabría nombrar. Mostraban estas, lugares imposibles, así como personajes que oscilaban entre lo pintoresco y terrorífico, ninguno de ellos ni remotamente humano. Aun así, Nícolas, continuaba, como aún dormido, por el pasillo sin tomar mayor interés que asentir muy de vez en cuando a nada en concreto.
Su constante andar le llevó al final del pasillo, una sala circular gigantesca, rodeada de puertas y con una gran escalera de algún material similar al oro o al bronce, aunque no era ninguno. Después de no pensarlo mucho subió las escaleras y, tras una incontable cantidad de escalones se encontraba en una torre rota que dejaba ver el horizonte, un horizonte, un horizonte blanco de nubes, un horizonte sin fin ni principio.
Cuando observó el resto del castillo de colosales dimensiones exteriores, comprobó que todo, todo estaba roto: ninguna torre entera, ninguna cúpula cubierta ni ventana con todos los cristales. Decorando la simiesca arquitectura, cientos de cuerpos humanos de hombres y mujeres desnudos de gesto airado, amenazando a enemigos inexistentes con grito ahogado.
Pero, no fue hasta momentos después, al darse la vuelta cuando, viéndose en un espejo desgarrado, que el joven Nícolas sufrió un shock que yo no consideraría de este mundo, pues fue ahora, cuando vivió la confusión y el terror que antes debió sufrir, todo, en un mismo instante que tuvo como resultado que se quedara quieto, meciéndose y sollozando con dificultad, mientras se agarraba el rostro, susurrando en una lengua que no era la suya.